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VIA CRUCIS POR LA CRISIS DE LA IGLESIA

Estimados lectores: en estos días se han conocido manifestaciones tenebrosas de parte de quien se presenta como "pastor universal". Ni apacienta las ovejas, ni guarda la Fe, pues ya no es una iota sino todo el cuerpo doctrinal atesorado por la Santa Iglesia hasta la llegada de la revolucion conciliar aquello que vitupera este religioso nefasto. Y en el mejor sentido literal de la frase de NSJC, de que el que no junta con Él desparrama, se levanta el mudo desierto cabe las siete colinas, y se produce la dispersion de las almas que poco a poco venían como el ciervo sediento, a las verdaderas Fuentes de las Aguas y hoy buscan un Pastor. Cristo no ha de abandonar al que busca primero las cosas de Dios y verá, como esposo del Cantar, cuánto le busca la esposa para presentarse, y darle de beber los manjares de la Gracia: "Buscad y hallareis". Que no falle esta esperanza.

Presentamos este inspirado Via Crucis, elaborado hace muchos años por su autor en la trinchera misma de la Tradicion, y que hoy cobra particular importancia incorporar para unir los sufrimientos de un clero y una feligresia fieles, a los dolores de la Pasion de Cristo.

CAMINOS DE LA CRUZ

RP Alain Delagneau, 2002

(Traduccion del frances de La Esquina)

VIA CRUCIS POR LA CRISIS DE LA IGLESIA

ORACION PREPARATORIA

La Pasión se caracterizó por la persecución injusta y odiosa contra Nuestro Señor por parte de la autoridad civil y religiosa.

La Iglesia, esposa mística de Cristo, debe conocer las mismas etapas que su divino Esposo. Y no llama la atención que hoy vivamos un período que nos hace pensar que es el tiempo de la pasión de la Iglesia.

También durante este camino de la Cruz intentaremos darnos cuenta cabalmente de toda la extensión de los males que nos muestran al divino Maestro salvando al mundo, y pediremos la gracia de poder sufrirlo todo con paciencia, y de ofrecer todo por la salvación de las almas y el triunfo de la Santa Iglesia. Es necesario que no excluyamos a nadie de nuestros sufragios.

 

PRIMERA ESTACION
Jesús es condenado a muerte

Si Jesús es condenado por Caifás y por Pilatos, es porque ellos rechazaron la Verdad y el reinado del Hijo de Dios. Actualmente sucede lo mismo, las autoridades religiosas y del mundo se han aliado para perseguir a todos los que desean permanecer fieles a la verdad contenida en los veinte siglos de tradición, y que son los trabajan para restablecer el reinado social de Nuestro Señor Jesucristo.

Oh, Jesús, qué duro es sufrir la injusticia cuando uno sabe que tiene razón y que lo que se busca es trabajar para el Reino de Dios. También deseo unir todos los sufrimientos de tantos católicos heridos en su amor por la verdad, con los sufrimientos íntimos de Jesús condenado injustamente, y deseo ofrecerlos para alcanzar el triunfo de la Santa Iglesia y la salvación de las almas.

SEGUNDA ESTACION
Jesús es cargado con su Cruz

Delante de la multitud, Jesús recibe una inmensa cruz sobre sus espaldas. ¡Qué humillación! ¡Qué peso abrumador el de esta cruz! Por el hecho de nuestra fidelidad a la Fe de siempre, somos tratados injustamente de desobedientes, de cismáticos, de excomulgados, de sectarios, de integristas. Estas humillaciones, con todas sus consecuencias, forman una pesada cruz a llevar.

Oh Jesús, yo uno todas estas penas interiores y estos sufrimientos de tantos católicos fieles, a vuestros propios sufrimientos; y os los ofrezco para alcanzar el triunfo de la

Santa Iglesia y la salvación de las almas.

 

TERCERA ESTACION
Jesús cae por primera vez

El abatimiento del alma de Nuestro Señor es tal que cae enseguida rostro en tierra. Los católicos fieles conocen también cruces aplastantes que parecen superiores a sus fuerzas: ver a su cónyuge alejado de la fe o de la práctica religiosa; ver a sus hijos sumidos en el pecado pese a haber recibido una buena educación, a sus nietos sin religión, absorbidos por el espíritu del mundo; a sus propios parientes indiferentes a la propia salvación…

Oh Jesús, yo uno todos estos sufrimientos íntimos de tantos católicos a vuestros sufrimientos ocasionados por esta primera caída; y los ofrezco a Vos por el triunfo de la Santa Iglesia y la salvación de las almas.

CUARTA ESTACION
Jesús se encuentra con su Santísima Madre

La Santísima Virgen fue muy discreta a lo largo de la vida pública de Nuestro Señor; en la Pasión, ella está muy presente para comulgar con todos los sufrimientos de su Divino Hijo.

La presencia silenciosa y amorosa de la Santísima Virgen en la pasión de la Iglesia debe ayudarnos a no cansarnos ante esta crisis que se prolonga y parece no tener fin. María está allí para recibir todos nuestros sufrimientos y unirlos a los de su divino Hijo por el triunfo de la Santa Iglesia y la salvación del mayor número de almas posible.

Oh María, ayúdame a continuar este camino de la Cruz todo el tiempo que haga falta, y a no sucumbir a la tentación de buscar mi tranquilidad y la estima del mundo.

QUINTA ESTACION
Simón de Cirene ayuda a Jesús a llevar su Cruz

Simón de Cirene conocerá momentos únicos y llenos de riqueza: la participación en los sufrimientos de Cristo en el momento de salvar al mundo. Actualmente esta misma gracia es la que se nos ofrece. ¡No huyamos de ella! No nos quejemos entonces del peso de la cruz causada por la crisis de la Iglesia y de la sociedad, eso sería derrochar estas gracias escogidas. Muy por el contrario, miremos a Jesús caminar delante de nosotros, Él, que sufrió mucho más profundamente que nosotros, y digámosle con sencillez:

Oh, Jesús, deseo continuar con Vos este camino de la Cruz todo el tiempo que haga falta, para obtener el triunfo de la Iglesia y la salvación de las almas, en especial, las de mi familia.

SEXTA ESTACIÓN
La Verónica enjuga el rostro de Jesús

He aquí un alma generosa que será colmada por Nuestro Señor. Simón obtuvo la conversión de su familia, Santa Verónica obtuvo las gracias de un conocimiento y de un amor más intenso por Nuestro Señor.

Hoy, a lo largo de esta crisis de la Iglesia, también nosotros obtenemos grandes gracias: un conocimiento más profundo de la santa Misa, el estudio de la doctrina, la práctica de retiros espirituales, la formación de una gran familia espiritual en la tradición, un celo mayor por la salvación de las almas, una búsqueda real de la santificación personal.

Oh Jesús, qué puedo hacer sino agradeceros de todo corazón el haberme escogido para formar parte del combate dentro de esta inmensa crisis.

SEPTIMA ESTACION
Jesús cae por segunda vez

El camino de la Cruz es largo y arduo para Nuestro Señor. Y cae una vez más.

¡Cuántos sacrificios son necesarios a los jóvenes de hoy para poder guardar la Fe y la virtud! Muchos aflojan y caen. Es necesario que se desmarquen de todos los atractivos que les propone el mundo, y que fueron pensados para degradar y envilecer a la juventud: el rock, las fiestas mundanas, la droga, la impureza. Tantos otros ven pasar los años sin poderse casar, porque temen unir su vida a quien no tiene ni la misma fe ni las virtudes necesarias al matrimonio.

Oh Jesús, yo os ofrezco todos estos sacrificios, todos estos fiat dolorosos, y los uno a los sufrimientos de vuestra segunda caída, para obtener el triunfo de la Iglesia y la salvación de los jóvenes de hoy.

OCTAVA ESTACION
Jesús consuela a las hijas de Israel

“Llorad sobre vosotras y sobre vuestro hijos”. ¡Nuestro Señor nos recuerda que nosotros también somos pecadores!

Hoy, nos resulta fácil ver y criticar todo lo que no está bien en los demás, lo malo de los fieles, del clero actual, y de aquellos que nos dirigen… ¡Pero no es este camino el que se nos pide, ni es por esta actitud que conseguiremos un corazón puro que atraiga la gracia de Dios, sino todo lo contrario!

Oh Jesús, yo te suplico que me ayudes a permanecer en estas disposiciones de humildad y de contrición, a fin de vivir mi camino de la Cruz en este mundo sin dureza y sin sumirme en la crítica y la murmuración.

NOVENA ESTACION
Jesús cae por tercera vez

Jesús ya no puede más y cae una tercera vez.

Después de algunos años, asistimos a una aceleración de la maldad sin que se le oponga verdadera resistencia: La Iglesia Católica, Nuestro Señor, la Santísima Virgen son cada vez más cubiertos de oprobios y vilezas: a nuestro derredor se expande como una explosión la triple concupiscencia; no existe más respeto por nada; el satanismo está metido en todas partes; el liberalismo reinante hizo que sólo se critique a los que piensan bien. Las presiones del mundo parecen demasiado fuertes, y pronto se llega a pensar que ya es imposible vivir como verdaderos cristianos... ¡Falso! Para poder sostenernos hace falta crecer en el amor de Dios.

Oh Jesús, yo os ruego, por los méritos de esta tercera caída, la gracia de un verdadero celo para no rendirme jamás ante el progreso del mal.

 

DECIMA ESTACION
Jesús es despojado de sus vestidos

Jesús ya no posee nada que le haya venido de los hombres, ni siquiera ropa. ¡Qué pobreza admirable!

Hoy, las familias que procuran vivir cristianamente se acercan a una cierta pobreza, en especial para brindar educación a sus numerosos hijos, a una edad en que carecen de reservas financieras. A esto se suman los gastos de desplazamiento para asistir a la Santa Misa, para mantener las relaciones con sus buenas amistades, para hacer donativos a fin de sostener económicamente las buenas obras. ¡El dinero sale más rápido que lo que ingresa!

Jesús, yo os ofrezco todos estos sacrificios económicos de tantas familias católicas, y los uno a vuestro despojamiento, para obtener el triunfo de la Iglesia y la salvación de las almas.

 

UNDECIMA ESTACION
Jesús es clavado a la Cruz

Tres enormes clavos se hunden en los miembros sagrados de Nuestro Señor.

Para la Iglesia, el demonio ha escogidos otros tres clavos para arruinarla por completo: la libertad religiosa, que es la negación del reinado social de Nuestro Señor; la colegialidad, que es la democracia en la Iglesia y que socava la autoridad; el ecumenismo, que marca el fin del espíritu misionero de la Iglesia.

¡Y porque nosotros rechazamos estos principios que destruyen a la Iglesia es que somos perseguidos!

Oh Jesús, yo os ofrezco todos estos sufrimientos, que uno a los de vuestra crucifixión, a fin de obtener el triunfo de la Iglesia y la salvación de las almas.

 

DUODECIMA ESTACION
Jesús muere en la Cruz

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Jesús triunfa por su Misericordia sobre el odio, la agresividad, la injusticia y la cobardía. He aquí una gran victoria, la del bien sobre el mal.

Ante el estallido del odio, la agresividad, la injusticia; frente a la cobardía de los débiles, no tenemos otra opción que la de triunfar sobre el mal con el bien. Debemos orar por nuestros enemigos; tenemos que perdonarlos y estar dispuestos a hacer el bien, sin espíritu de revancha, cuando llegue la hora; debemos amar las almas sin detenernos ante el mal que nos hayan hecho.

Oh Jesús colmad mi alma de vuestro espíritu de caridad, y unid a vuestra Misericordia heroica, nuestros actos bien imperfectos de perdón, para obtener el triunfo de la Iglesia y la salvación de aquellos que nos han hecho sufrir tanto.

 

DECIMOTERCERA ESTACION
Jesús es puesto en los brazos de su Madre

La Hostia inmolada es colocada en los brazos de la Santísima Virgen María. Ella ofrece al Padre celestial cada una de las heridas de Jesús, a fin de obtener la salvación del mayor numero de almas posible.

Oh María, te ruego que junto a la divina Victima reúnas a todos aquellos que han ofrecido sus sufrimientos psíquicos, su muerte con todas sus penurias, sus angustias, por la restauración de la Iglesia.

Presentado por tí, Oh María, este tesoro de sufrimientos, unidos a los de vuestro divino Hijo, nos obtendrá gracias extraordinarias que apresuren la conversión de los hombres de Iglesia. Es tan grande el bien que se obtendrá para las familias, la educación de la juventud, las vocaciones, para la sociedad, y así, para la salvación de las almas, que nos permitimos insistir, Oh Madre divina nuestra.

 

DECIMOCUARTA ESTACION
Jesús en colocado en el Sepulcro

Nuestra Señora de la Santa Esperanza se mantiene al pie del Sepulcro. Ella sabía que después de esta muerte sobrevendría la victoria. Este pensamiento la sostendrá durante estos tres días de tinieblas. También nosotros guardamos esta esperanza, que la Iglesia saldrá victoriosa de todos los errores, de todas las traiciones, de todas las persecuciones.

“Las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella.”

Guardemos una firme esperanza. Esto nos mantendrá combativos, y sin compromisos con el mal y el error, para reconstruir una ciudad cristiana cuando llegue la hora de Dios.

¡Oh Nuestra Señora de la Santa Esperanza, ruega por nosotros!

¡Oh Nuestra Señora de la Santa Esperanza, asístenos!

¡Oh Nuestra Señora de la Santa Esperanza, fortalécenos!

 

ORACION FINAL

Oh Jesús, al dejar esta tierra habéis dado la misión a la Iglesia de continuar vuestra obra de salvación y de santificación de las almas, para la mayor gloria de Dios.

El demonio ha buscado siempre, y más especialmente ahora, desfigurar, debilitar y destruir vuestra Iglesia. Para ello se ha valido de la malicia, de la debilidad de los hombres o de la ceguera de los espíritus.

Oh Jesús, os ofrezco todos los sufrimientos de las almas fieles, sufrimientos causados por tantos males de hoy, y los uno a los vuestros. ¡Que así también, la cruz formada por tantas persecuciones se transforme en cruz victoriosa!

Oh María, guárdame bien humilde, bien fiel, con santo celo, bien paciente en este rudo combate, a semejanza de Cristo crucificado

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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